¿Son las mujeres todas unas románticas irredentas, anhelantes de un amor puro para toda la vida, en continua búsqueda de un padre para sus hijos? Falso, la infidelidad femenina es un hecho mucho más frecuente de lo que imaginamos. Y cada vez lo será más porque la mujer ha cambiado; durante siglos su voz fue acallada y sus necesidades ignoradas o desatendidas. Sin embargo hoy, al menos en el mundo occidental, la mujer es cada día más protagonista de su propia vida, y lo es desde que ha decidido experimentar aquello que deseaba. Y entre las numerosas necesidades largamente pospuestas, la de la satisfacción sexual es quizás la que más ha revolucionado su vida. Ahora la mujer se ha decidido a buscar fuera lo que por una razón u otra no encuentra en casa, tal y como históricamente lo han hecho sus maridos. Hoy la mujer también es infiel. Los testimonios de mujeres infieles que Gisela Runte nos presenta distan mucho de parecerse entre si. Las relaciones que cada una de ellas ha tenido, los motivos que las han llevado a mantener otra relación paralela o a buscar encuentros esporádicos y la decisión de hablar de ello o mantenerlo en secreto, nos ayudará a comprender mejor un fenómeno que en la actualidad está más extendido de lo que se piensa.