En este libro, la poesía confirma una vez más, que el verso sujeto a la tensión lírica, permite la construcción de un puente invisible entre autor y lector. Entonces, y ahí encontramos una comunión de emociones, sentimientos y, a veces, como sucede con Delfina Acosta, una poética propia al servicio de la comunicación del estremecimiento que da origen, sentido y rumbo a sus poemas.