La vida de Alejandro Dumas ha sido tan rica, variada, agitada y entretenida como la de sus héroes. Amante voraz, tuvo una gran cantidad de mujeres, en general dos o tres amantes al mismo tiempo, de quienes fue, sin excepción, devoto entusiasta. De ellas tuvo varios hijos, algunos reconocidos tardíamente, otros bastardos. El mayor, conocido como Alejandro Dumas hijo, siguió sus pasos en la literatura.

Autor prolífico, escribió obras de teatro y novelas tomando escritos de otros autores, copiando escenas, asimilando ideas ajenas para finalmente producir textos que llevaban su sello personal. Disfrutó de éxitos resonantes en ambos géneros, ganancias fabulosas, pérdidas igualmente monumentales, fastuosas recepciones. Participó del movimiento romántico desde sus comienzos, y fue su gran defensor. Amigo leal de Víctor Hugo, conoció la deslealtad alimentada por la envidia intelectual. Construyó un castillo magnífico, bautizado Montecristo, pero debió venderlo por falta de dinero para mantenerlo. Asumió compromisos políticos junto a los campeones europeos de la libertad, en particular, Garibaldi. Viajero incansable, recorrió no solo Italia, España y Alemania, sino también países que para la época eran zonas de riesgo, como Rusia, el Cáucaso, Argelia o Túnez.

Henri Troyat narra con encanto, entusiasmo y erudición la fascinante historia del autor de Los tres mosqueteros, una de las figuras más notables y coloridas de toda la literatura francesa. Una biografía, en verdad, deliciosa.