Cristianos contra musulmanes.

Sunnitas contra chiítas.

Católicos contra protestantes.

¿Por qué los hombres emprenden guerras en nombre de Dios?

El fanatismo religioso que conmociona al nuevo milenio es el capítulo más reciente de una historia iniciada muchos siglos antes. De Bali a Beirut, hemos heredado una idea tan antigua como la misma religión: matar en nombre de Dios.

En este libro, el historiador Christopher Catherwood reactualiza la saga de pasión, prejuicio e imperialismo que sustenta los acontecimientos de nuestra problemática era. En el año 632, los sucesores de Mahoma &ndashque fue tanto un líder político y militar como un profeta&ndash comenzaron una impresionante expansión del Islam y fundaron un imperio más vasto que el de los romanos. Los musulmanes se dividieron en sunnitas y chiítas y a su vez fueron combatidos por los cristianos desde 1095, cuando se emprendió la brutal Primera Cruzada. Esos enfrentamientos separaron a Oriente de Occidente y causaron una fractura que persiste hasta hoy.

El modelo se repitió en la invasión otomana a los Balcanes, donde la misma fe musulmana, que había sido un ejemplo de tolerancia en España, se convirtió en un instrumento de expansión en las guerras de la Reforma, donde católicos y protestantes se masacraron unos a otros en nombre del Príncipe de la Paz y en los innumerables conflictos actuales de Oriente Medio, salvajemente disputado por tres religiones monoteístas.

Basado en una rigurosa investigación, este libro analiza el antiguo hábito humano de santificar el derramamiento de sangre. El resultado es un estudio agudo del pasado que ha forjado nuestro violento presente y la siniestra conexión entre guerra y religión.