Nacido unos treinta años después que Heródoto, con Tucídides (460-399 a.C.) aparece la necesidad de un espíritu crítico para narrar los acontecimientos del pasado. Él es, en efecto, el primero en preguntarse por el método específico del historiador, con el fin de distinguir entre causas auténticas y meros pretextos desde una irrenunciable voluntad de objetividad y una crítica rigurosa de los testimonios, guiado asimismo por la intención de transmitir unos conocimientos políticos de valor duradero. La Historia de la Guerra del Peloponeso posee, así pues, un interés que trasciende el momento histórico concreto de los enfrentamientos entre atenienses y lacedemonios, y sus respectivos aliados, al que se une su calidad como obra literaria escrita en un estilo austero y sencillo que se aviene bien con la narración de los grandes acontecimientos.