Hace casi un siglo, en un abarrotado despacho del Observatorio de Harvad, una mujer brillante, hoy casi olvidada, descubrió el secreto de la inmensidad del universo.
Su nombre era Herietta Swan Leavitt y, en los dias en que a las mujeres les estaba prohibido tener carreras científicas, era lo que se conocía como una calculista -una calculadora humana de números- que, luchando contra una salud muy débil, descubrió una nueva ley que transformaría la cosmologia
Usando la ley de Levitt, el legendario astrónomo Edwuin Hubble demostró que había estrellas -y galaxias enteras- más allá de la Vía Láctea, y que el universo, como ahora sabemos, es inmensurablemente grande.
Con la gracia y habilidad que le han convertido en uno de los más distinguidos escritores científicos de la actualidad, George Johnson contrata astutamente la magnitud del descubrimiento de Leavitt con la tranquila obscuridad de su corta vida. Antes de Hubble, Miss Leavitt es tanto un relato brillante de cómo medimos el universo como la emotiva historia de un genio olvidado.