La bella Aspasia, pupila de la hetaira Afrodisia en la culta ciudad jónica de Mileto, sintió desde niña el poderoso llamado de Atenas. Desde los 14 años eligió la profesión de logógrafa o historiadora y aprendió a amar el espíritu ateniense y sin saberlo a ciencia cierta se enamoró a distancia de Pericles, cuya vida iba siguiendo y cuyos actos reseñaba en sus crónicas