El hombre no es una creación de Dios sino un mono evolucionado. Charles Darwin pasó la mitad de su vida en aislamiento, semiinválido, desvelado por dudas de toda especie, temeroso de las controversias que pudieran desatar sus teorías. Pero con esa afirmación, cambió el curso de la biología y el contexto de sus predecesores científicos, y abrió la puerta a los modernos descubrimientos en el campo de la genética. Así como su libro El Origen de las Especies socavó la creencia en La Creación de Dios y se convirtió en la piedra angular del pensamiento biológico, tanto para sus oponentes como para sus sucesores, este libro es la mejor entrada para conocer su mundo.
El espectro de información reunida y sintetizada por Jonathan Miller, y la recreación gráfica de Borin Van Loon, dan a este hombre y a sus ideas la verdadera dimensión de su presencia actual.