Como madre me di cuenta de que, en la crianza respetuosa todo fluye cuando nos comprendemos y nos comunicamos. Esa comunicación puede iniciarse mucho antes de lo que crees. ¿Para qué esperar a que tu bebé hable, si podéis comunicaros de forma temprana a sus 6 u 8 meses, aportán doble una asombrosa estimulación sensorial y crear un mayor vínculo afectivo y emocional? Con esta guía te ofrezco a oportunidad de descubrir el impacto tan positivo que aporta la lengua de signos adaptada a bebés (LSEA), desde un enfoque Montessori y de Disciplina Positiva, tanto en el seno familiar como en el aula. Un pequeño signo puede cambiar el mundo»