Un niño encuentra un canario en su ventana, y decide quedárselo. A sus padres no les hace mucha gracia; la madre del niño llama a los bomberos porque piensa que el canario puede ser portador de virus y enfermedades. Sin embargo, el padre lee en el periódico que el hijo del emperador de Brunei ha perdido su canario preferido, y ofrece a quien lo devuelva una gran recompensa. Todos piensan que el pájaro que tienen en su poder es, en realidad, el canario perdido, pero finalmente se dan cuenta de que no se ajusta a la descripción, pues las plumas de su cola no son verdes. El padre decide arreglarlo para llevarse la recompensa, y pinta la cola del canario. Pero aunque los súbditos de Brunei descubren la impostura, la familia recibe un premio magnífico.