El mundo no es ni mucho menos fácil de entender y, por ende, mucho más complejo de gestionar. Contar con metodologías para dirigir las organizaciones en este contexto es como contar con una caja de herramientas para comenzar a forjar el modelo de liderazgo necesario en un contexto que algunos tachan ya de decadente e incierto. Una combinación compleja que requiere de directivos y líderes a la altura. Líderes sanos, con equilibrio, prudencia y sentido de la medida, que entiendan la complejidad para afrontarla con la sabiduría del que se sabe aún aprendiz y el rigor del trabajo del artesano.

Los cuatro pilares del paradigma directivo que nos propone el autor son: una combinación de información que nos permita anticiparnos a los acontecimientos, de humildad que nos permita mejorar nuestras habilidades, un liderazgo impregnado de valores positivos que nos inspire confianza y un conjunto de creencias colectivas que fortalezca nuestra capacidad de fijarnos y conseguir objetivos claros y trabajar sobre ellos.