¿Qué pasaría si desoyésemos todas las convenciones -sociales, éticas, religiosas, legales- y nos dejásemos llevar por el costado más salvaje de nuestras personas?
¿Qué pasaría si nos dedicásemos por completo a la satisfacción de nuestros deseos, sin aceptar freno alguno por más destructivos (y autodestructivos) que nos pongamos?