Intencionalmente se ha titulado este compendio Historia de Arquitectura y no de la Arquitectura.
Historiar toda la arquitectura es empresa imposible y descomunal. Intentar ir más allá de las aproximaciones es exponerse a fracasar.
Por lo tanto, el historiador se ha limitado en este caso a resumir en 30 capítulos lo que considera ideas fundamentales acerca de los arquitectos y sus obras con un mínimo de ejemplos y sin entrar nunca en el cmapo, inagotable, de la monografía. Difícil tarea la de resumir, ya que la eliminación de datos es mucho más comprometida que el hallazgo y colección de los mismos.
La intención del historiador no es otra sino facilitar a quien sienta curiosidad por la construcción de edificios a lo largo de los siglos, una rápida visión que haga factible una síntesis del problema, dejando al estudioso toda la ampliación analítica que precise mediante la lectura de los numerosos textos que se ocupan de los distintos períodos de la arquitectura.
Quizás el epítome podría completarse con una bibliografía, pero a buen seguro que este apéndice ocuparía mucho más papel que todo el texto de los 30 capítulos.
El siglo XX, en este su último cuarto, se caracteriza por la velocidad, la síntesis o la píldora.
En literatura e historia se ofrece al lector el curioso invento americano de los digestos.
Es decir, la posibilidad de llegar al fondo de un libro por la vía rápida, mediante el resúmen y la supresión de toda frase o palabra superflua.
Esto se llama ir al grano, eliminar la paja, mediante la más enérgica trilla jamás conocida.
Para el simple curioso, par el que pretende tener nociones de muchas ciencias, el método es aceptable.
Par el estudiante es insuficiente ya que, como se dice en el antiguo chascarrillo, de todo ha menester el tribunal, grano y paja, y ambos componentes son de utilidad a tribunal y discente.
Estimular el estudio de la historia de la arquitectura es el objeto de esta publicación.