Aunque pasaron veinte siglos desde el tiempo en que se desarrollaron su vida y su prédica, los enigmas alrededor de la figura de Jesucristo permanecen indudablemente intactos. Las certezas teológicas, primero, y las investigaciones científicas, después, se han revelado insuficientes para dilucidar tanto las dudas sobre su realidad histórica como las verdaderas fuentes y alcances de su breve pero explosivo ministerio. Sin embargo, a pesar de que pareciese que tenemos de él una idea cada vez más desdibujada, la hondura y permanencia de su mensaje cobran, a cada momento, más solidez y transcendencia.

Eso tiene una razón evidente: Jesucristo es el primer hombre sagrado que explícitamente señala al Amor como fundamento de un sistema de vida pleno, cotidiano y eficaz.

En Jesucristo para Principiantes Miguel Andreux recorre la vida y doctrina de Jesucristo. Y obtiene una conclusión irreversible. Poco importa en definitiva si fue tan sólo un brillante sabio de la antigüedad o el verdadero Hijo de Dios en la Tierra - sólo un íntimo acercamiento espiritual puede hacer surgir respuestas claras sobre Su individualidad. Ese ha sido y es el verdadero motor espiritual y ético de los hombres del Tercer Milenio.