Juan no conoce el miedo y, como todo el mundo habla de él, se decide a buscarlo. Nada de lo que a los demás les provoca temor surte el menor efecto en Juan. Su valor le hace ganar el favor del rey y hasta la mano de su hija, pero él sigue anhelando saber qué es el miedo. Finalmente su joven esposa conseguirá hacerle saber qué es volcándole una pecera sobre la cabeza.