Mediante la técnica del semáforo los niños aprenden a gestionar sus emociones asociando los colores del semáforo con las emociones y conductas que pueden afectarlos a ellos o a otros.
Rojo: ¡Alto! Cuando no puedas controlar una emoción hay que detenerte como los coches con la luz roja del semáforo. Amarillo: ¡Piensa! Después de detenerte es momento de pensar y darte cuenta de lo que estás sintiendo. Verde: ¡Soluciona! Si te das tiempo de pensar aprendes a encontrar diferentes alternativas o soluciones al problema o conicto con tu emoción.