Este libro está dedicado a los niños, pero dirigido a sus padres, a los terapeutas florales y a todo profesional de la salud infantil interesado en el aporte valioso que, desde más de setenta años, ofrecen los remedios florales.
Es para los chicos porque nació de lo que ellos nos enseñan todos los días. Los niños nos manifiestan que, al igual que los adultos, saben de penas, de las cotidianas y de las otras. Puede que no se quejen de ellas y que la mayor parte de las veces ni siquiera las mencionen, pero esas penas se reflejan inevitablemente en todo lo que hacen: en el juego, en el comer, en el sueño, en el aprendizaje, también a través de sus malestares físicos.