Las numerosas referencias que pueden encontrarse en los ensayos de Albert Camus (1913-1960) a personajes de Los demonios revelan con claridad que sintió siempre especial fascinación y aprecio por esta novela en que F. M. Dostoyevski plasmó sus grandes obsesiones, en buena parte coincidentes con las del autor francés. Basándose en ella (sobre todo en la Confesión de Stavroguin y en los apuntes del autor ruso), y tras varios años de trabajo tenaz, Camus acabó escribiendo Los posesos, obra dramática estrenada en 1959 que sitúa sobre el escenario, como él mismo apuntó, esas almas desgarradas o muertas, incapaces de amar y que sufren por no poder hacerlo, que quieren creer y les es imposible, las mismas que pueblan hoy nuestra sociedad y nuestro mundo espiritual.