La influencia que están teniendo en la sociedad resulta innovadora y parte de su éxito se debe a que estas prácticas hunden sus raíces en una larga tradición. Reconocer el pensamiento de Malatesta en el no nos representan o las prácticas zapatistas en la reivindicación de la autogestión de espacios comunes supone no partir de cero en los habituales debates en torno a temas como el liderazgo, las relaciones afectivo-sexuales, las leyes, sino aprovechar el legado anarquista para continuar definiendo una sociedad basada en la autoorganización, la democracia directa y el apoyo mutuo.