La fórmula de la dominación se resumía de esta manera: no desarrollar industrias para evitar competir con los dominadores; producir sólo materias primas pagando salarios bajos para abaratar los consumos de los países centrales; entregarles riquezas naturales a precios ínfimos; endeudarse a intereses usurarios; carecer de barcos para las exportaciones; desarrollar sólo las regiones del país que benefician "sus" intereses (...); y exaltar a los pensadores nativos que difunden un "complejo de inferioridad" (la abulia latinoamericana, el desorden de los países tercermundistas, la inferioridad racial, etc.).
Pensar en nacional no consiste en rechazar los progresos científicos o artísticos originados en otros países, sino en distinguir aquellos que son beneficiosos para nuestro pueblo; y rechazar los que conducen a la explotación, el saqueo y nos sumergen en el atraso. Subordinar los progresos que el hombre realiza en cualquier lugar del planeta a nuestra propia realidad y necesidades. en suma, pensar en función de las experiencias y problemas propios del país donde se actúa y se lucha para que las mayorías populares vivan mejor.
"Pensamiento Nacional para Principiantes sigue el derrotero de estas ideas e ideales a lo largo de la historia argentina y de quienes, como Jauretche, Scalabrini Ortiz, Hernández Arregui y tantos otros fervientes defensores de lo nuestro, le pusieron el cuerpo a esa conciencia y a ese compromiso". Fragmentos del prólogo escrito por Norberto Galasso