Platero llega así, otra vez, a otra inmensa minoría de la que hablaba Juan Ramón, siendo consciente de que el lenguaje del alma es universal y que no hay fronteras ni muros para el corazón.
Platero sigue caminando y ampliado horizontes. Nunca un libro tan sencillo, que no cuenta grandes hazañas ni eventos, ha podido llegar tan lejos. Y es que, en el fondo, no hay mejor ni más emotiva historia que el amor, ni imagen más emotiva, que los paisajes del corazón, como los llamaría el poeta.
Platero nos llena de los más nobles y más autentico. El poeta, en su dialogo con el burrillo, describe la vida cotidiana de su pueblo, de sus gentes, de la Andalucía de su época, con la mayor sensibilidad y ternura, y en estos valores debemos sumergirnos, impregnarnos de ellos porque es el mejor regalo que tiene la vida. No debemos considerar esos sentimientos cursis, mi pensar que es terreno acotado sólo para los niños.