La intervención psicosocial está de moda, como una manera de hacerle frente a muchos de los males que como comunidad nos aquejan. A pesar de ello, poco se ha cuestionado qué se entiende por psíquico y a qué se alude con lo social cuando se lo aborda en relación con lo psíquico, y, sobre todo, qué repercusiones tiene en la intervención concreta. El presente texto muestra que estas claridades son esenciales en cualquier abordaje del conflicto social, so pena de verse abocado al fracaso, y que es importante considerar todos los elementos que intervienen tanto en la organización subjetiva del ser humano como en los lazos sociales que establece. Aspectos como las condiciones de goce, el deseo, la rivalidad básica, el estatuto subjetivo de la construcción del enemigo, el significado del rencor y la venganza, la posibilidad de rectificación subjetiva, la reconciliación no solo social sino también psíquica, deben ser incluidos en acciones que pretendan rebasar los meros consejos, prácticas, acuerdos o mandatos. Es decir, se debe analizar cuál es la posición de un sujeto con respecto a ese Otro que es la sociedad: cómo llega a confiar o a desconfiar de él, por qué lo considera bondadoso o corrupto, por qué decide oponérsele o actuar al margen de él, qué reconocimiento y legitimidad les concede a las instituciones que lo componen, y qué de sí está dispuesto a modificar y sacrificar en aras de la reconciliación. Psicoanálisis e intervención psicosocial brinda a todos los interesados, ya sea que actúen desde lo público o lo particular, en el nivel de políticas generales o de programas específicos, dilucidaciones determinantes que contemplan, más allá de la urgencia y de consideraciones moralizantes, el horizonte de una ética de la responsabilidad subjetiva y social, y por ello más cercana a lo posible y duradero.