Trastornos del Espectro Autista de Bajo Funcionamiento

Autor: Manuel Ojea Rúa

ISBN: 9788493813031

Editorial: PL Psylicom Ediciones

Edición: 1

Páginas: 270

Formato: 30x21

Cant. tomos: 1

Año: 2012

Idioma: España

Origen: España

Disponibilidad.: Disponible

Gs 640.000
Comunicación basada en imágenes y el acto de señalar
Cantidad:
INTRODUCCIÓN
Desde que Wing (1976; 1988) y Wing y Gould (1979) aunaran los datos hasta entonces dispersos en relación con la ubicación del concepto de “trastorno del espectro autista” (en adelante TEA), se da paso a una nueva consideración diagnóstica basada en un continuo sobre el cual se sitúan, en diferencias de intensidad, las distintas necesidades específicas que presentan las personas con trastornos generalizados del desarrollo (APA, 2000), en referencia, de una manera específica, a los déficits relacionados con la capacidad de interacción social, y sobre la cual giran las demás dificultades halladas en las dimensiones de las capacidades de comunicación y ficción (Kanner, 1943; Richer, 1976; Rivière, 2001; Rutter y Schopler, 1988; Wing, 1995). Estas afirmaciones permite identificar cuatro dimensiones principales que comportan la consideración del nuevo concepto del trastorno en relación con: 1) el trastorno de las capacidades de reconocimiento social, 2) el trastorno en las capacidades de comunicación social, 3) el trastorno en las destrezas de imaginación y comprensión social, y 4) los patrones repetitivos de la actividad. Se conforma entonces un valor práctico y también teórico del concepto del autismo, entendido como un espectro, frente al restriccionismo anterior, que se conformaba como un cuadro rígido de síntomas específicos, y que configuran su diagnóstico clínico. Esta nueva dimensionalidad y variabilidad del concepto implica amplias posibilidades para la sistematización de los procesos de aprendizaje consecuentes con las diferencias de intensidad de las necesidades detectadas, lo que abre un campo de investigación a las líneas educativas en orden a desarrollar programas específicos adaptados a dichas necesidades.
Las personas con TEA pueden pues situarse, en términos de diferencias de intensidad de los síntomas observados, dentro de un continuo enmarcado en el tronco común que comprenden los trastornos generalizados del desarrollo, definidos en relación a seis factores principales (Wing, 1976; Wing y Gould, 1979):
I) Trastornos cualitativos de la relación social:
1. aislamiento completo. No apego a personas específicas. A veces indiferenciación de personas/ cosas.
2. Impresión de incapacidad de relación, pero vínculo con algunos adultos. No con iguales.
3. Relaciones inducidas, externas, infrecuentes y unilaterales con iguales.
4. Alguna motivación a la relación con iguales, pero dificultad para establecerla por falta de empatía y de comprensión de sutilezas sociales.

II) Trastornos de las funciones comunicativas:
1. ausencia de comunicación, entendida como “relación intencionada con alguien acerca de algo”.
2. Actividades de pedir mediante uso instrumental de las personas, pero sin signos.
3. Signos de pedir. Solo hay comunicación para cambiar el mundo físico.
4. Empleo de conductas comunicativas de declarar, comentar, etc., que no solo buscan cambiar el mundo físico. Suele haber escasez de declaraciones “internas” y comunicación poco recíproca y empática.
III) Trastornos del lenguaje:
1. mutismo total o funcional (este último con emisiones verbales no comunicativas).
2. Lenguaje predominantemente ecolálico o compuesto de palabras sueltas.
3. Hay oraciones que implican “creación formal” espontánea, pero no llegan a configurar discurso o conversaciones.
4. Lenguaje discursivo. Capacidad de conversar con limitaciones. Alteraciones sutiles de las funciones comunicativas y la prosodia del lenguaje.
IV) Trastornos y limitaciones de la imaginación:
1. ausencia completa de juego simbólico o de cualquier indicio de actividad imaginativa.
2. Juegos funcionales elementales, inducidos desde fuera, poco espontáneos, repetitivos.
3. Ficciones extrañas, generalmente poco imaginativas y con dificultades para diferenciar ficción- realidad.
4. Ficciones completas, utilizadas como recursos para aislarse. Limitaciones en contenidos.
V) Trastornos de la flexibilidad:
1. estereotipias motoras simples (aleteo, balanceo, etc.).
2. Rituales simples. Resistencias a cambios nimios. Tendencia a seguir los mismos itinerarios.
3. Rituales complejos. Apego excesivo y extraño a ciertos objetos.
4. Contenidos limitados y obsesivos de pensamiento. Intereses poco funcionales, no relacionados con el mundo social en sentido amplio y limitados en su gama.
VI) Trastornos del sentido de la actividad:
1. predominio masivo de conductas sin propósito (correteo sin meta, ambulación sin sentido, etc.).
2. Actividades funcionales muy breves y dirigidas desde fuera. Cuando no, se vuelve a (1).
3. Conductas autónomas y prolongadas de ciclo largo, cuyo sentido no se comprende bien.
4. Logros complejos (p. e: de ciclos escolares), pero que no se integran en la imagen de un “yo proyectado en el futuro”. Motivos de logro superficiales, externos y poco flexibles.

El ámbito de los trabajos realizados en esta línea de investigación ha permitido el desarrollo de escalas interesantes para la medición del continuo del espectro, entre las cuales cabe destacar el Inventario del Espectro Autista “IDEA” (Rivière y Martos, 1998). Esta escala dimensional recoge 12 factores básicos, que definen el espectro, cada uno de los cuales comprende 5 índices de dificultad para dar respuesta y luz al nuevo concepto del espectro de autismo (ver tabla 1).
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