Desde tiempos remotos ha hecho uso de las plantas con fines alimenticios, recreacionales y medicinales, aprendiendo primero del comportamiento de los animales y luego a través de su propio instinto, generando en base al método del acierto y el error (conocimiento empírico). De esta manera supo distinguir entre especies beneficiosas, alimenticias y dañinas, constituyendo el primer escalón en extensa historia de la fitomedicina, que supo cosechar épocas de esplendor (medicina griega, árabe) y de oscurantismo (edad media), transitando luego del Renacimiento en una constante de credibilidad firme e incólume hasta nuestros días. En la actualidad, la ciencia médica ha logrado avances importantes en el diagnóstico y tratamiento de muchas enfermedades, no obstante un gran número de padecimientos continúa sin resolución, en especial aquellas de curso crónico (cáncer; artrosis; asma bronquial, depresión, psoriasis, etc.) o las que comprometen el sistema inmunológico (enfermedades virales, autoimunes, resistencia a los antibióticos, SIDA, etc).