Cualquier actividad comporta un riesgo, por pequeño o insignificante que éste sea. De la misma manera, cualquier acción de intercambio comercial entraña riesgos.

Si además estamos en la Internacionalización de una Actividad, Proyecto o Empresa, los riesgos existentes serán mayores como consecuencia de la mayor variedad de los diversos problemas y de su distinta procedencia. Entre otras causas, se pueden citar la distancia operativa, el idioma de la  transacción, la diferente cultura de los pueblos, la legislación distinta, incluso en su misma base jurídica, y, quizás el más conocido para cualquiera, el no  cobrar lo pactado, en cuantía económica o en el tiempo.

Cualquiera que sea el problema, tanto en sí mismo como en su resolución, es distinto y, como veremos en detalle en los capítulos posteriores, lo es incluso dentro de la misma tipología de problema y dentro del mismo tipo de transacción.

En otras palabras, de una forma simple, aunque no académica, los problemas que se van a plantear se reducen a que o no se entrega lo acordado o no se cobra lo pactado o no se gana lo que se había pensado.