En los albores de la humanidad, los primeros hombres estaban en obligatorio contacto con la naturaleza y no es aventurado suponer que consideraban el cielo estrellado como su techo, una parte de su hogar. Allí colocaron, imaginariamente, lo que querían, lo que temían, lo que entendían, lo que no entendían. El desarrollo tecnológico, impulsado por la natural tendencia al bienestar, la seguridad y la comodidad, nos aisló de aquel techo reemplazándolo por otros más confortables.
Este libro es una muy buena puerta de entrada para que niños, padres y maestros puedan recorrer el camino del reencuentro con la magia de la Astronomía. En particular, aquellos que se emocionan y sienten gran satisfacción cuando un niño avanza en el conocimiento, aquellos que cada tanto observan el cielo estrellado, aquellos que aprenden de los niños, disfrutarán especialmente cada palabra y dibujo de esta obra.