Decir basta no es fácil, pero es necesario y saludable. Libera el espíritu y alivia el cuerpo de aquellas responsabilidades que, a expensas propias, benefician a otros. Muchas mujeres suelen llegar al basta -a menudo explosivo- por exceso de aguante y acumulación de infinitos no omitidos en el momento oportuno. Decir basta no es romper con todo, sino poner límites antes de que la gota colme el vaso. Este libro recorre los laberintos de la vida cotidiana, con la intención de eliminar algunas de las cargas impuestas a las mujeres por la cultura y el pensamiento patriarcal. Las explicaciones de la autora se ilustran con ejemplos prácticos en los que todos podemos reconocernos.