La figura de Dante sobresale indiscutiblemente por encima de sus contemporáneos. A caballo entre dos siglos, la edad vieja, duecento, y la nueva, trecento, se funden en su obra. De la primera recoge la sutil temática -stilnovista-, irradiando su propia erudición en todos los campos del saber; del trecento manifiesta una concepción más moderna del gusto, un interés más directo por los clásicos y una visión más amplia de la vida moral.
La composición d ella Divina Comedia ocupó los últimos quince años de la vida de Dante, convirtiéndose en un empeño de carácter científico, filosófico, teológico e histórico, a la vez que en una experiencia ascética que acomete el alma del poeta.