Este libro no pretende sustituir la razón por los sentimientos, sino mostrar el modo de armonizar mente y corazón. En definitiva: unir lo que quiero y lo que debo.
La educación en los sentimientos comprende habilidades como el conocimiento propio, el autocontrol y el equilibrio emocional, la capacidad de motivarse a uno mismo y a otros, el talento social, el optimismo, la constancia, la capacidad para reconocer y comprender los sentimientos de los demás... Las personas que gozan de una buena educación afectiva son personas que suelen sentirse más satisfechas, son más eficaces y hacen rendir mucho mejor su talento natural. Quienes, por el contrario, no logran dominar bien su vida emocional, se debaten en constantes luchas internas que socavan su capacidad de pensar, trabajar y relacionarse con los demás.