Si con la gran tragedia del Paraguay, ojala destruye todos los mitos modernos del Paraguay, la política la sociedad chetoide, los herederos de la barbarie colorada y los neptunianos, durante El asadacho el lector se encontrará con el mito de la restricción que sufrió el pueblo paraguayo durante la pandemia SARS-COV-2 sencillamente porque nade respetaba las acciones gubernamentales para coartar las libertades individuales.
Esta obra no se refiere a nuestra generación ni a la venidera, más que simplemente a esta pos-humanidad o pos-paraguayidad que debería emerger alguna vez fuera de este supe organismo de corrupción en el que vivimos los contemporáneos ya alejada de todos los mismos errores de siempre y la conducta genérica que nos ha llevado a este abismo de que ya no podremos emerger.
Pero Ojeda avizora apocalipsis aquel donde los grandes intelectuales del país desconocidos refractarios, cuasi legendarios en su desconocer, como tales se reúnen cada vez menos los fin de semana a elaborar completos debates donde cada quien logra compartir lo poco que dejo de saber o lo que nunca sabrá, a través de un banquete, cena, almuerzo o beneficio o como el caso que comentamos, un asadacho con mucho alcohol durante una pandemia que significo para la nación una de sus peores tragedias, es decir runa excusa para que la reflexión anecdatoria se vuelve sobre los protagonistas de miles de historias en una experiencia multi-versica en el que no somos más que fantasmas de una realidad que dejo de existir.
La alteración de las bacterias des componedoras que se alimentan del carcoma social en una depravación y libertinaje descomunal, de ese desenfreno carnavalesco infectado de normalidad, pues a nadie extraña ni sorprende el comportamiento de nuestros compatriotas, donde los más encumbrados son la peor casta posible, la gente de morondanga que ha producido la peor de las involuciones, el deterioro de las buenas costumbres ya que el hedor de la deshonestidad, indecencia y la impureza más terminal se apoderaron finamente del alma de la raza guaraní, con las características esenciales de la anatomía autodestructiva de los personajes paraguayos, en su más ocasistica desunión, sin embargo en el final de la novela existe un dejo de esperanza para aquellos que estoica y valientemente puedan atravesar los universos paralelos de la historia y llegar a entender en torno a que gira la propia existencia.
Reseña EL ASADACHO
«La presente obra de Gabriel Ojeda, se constituye en una valorable obra de tesis sociológica, (al decir del distinguido amigo Jorge Daniel Pereira, más conocido como Capitán Reymar, quien leyó y analizó el libro) por conformar ese pequeño universo de anecdotarios, una mirada testimonial de nuestro tiempo, en donde está instalada una gran denuncia social, que nos interpela al filo de la navaja en el contexto de un mundo cada vez menos habitable, más desafiante y acelerado».
«Es la "era de lo descartable", como bien lo definen en sus agudas conversaciones, en donde las ideas sucumben bajo la indiferencia, la indolencia, con falta de voluntad para llevar acciones y cambiar el estado de las cosas para bien. El mar del infortunio sigue empotrándose en nuestra Nación con toda su carga de dolor, muerte y desolación. Esta obra de Gabriel Ojeda es una contención de la propia memoria, convertida en verdaderos "apuntes del subsuelo"».
«Al final de los capítulos, narrados en forma omnisciente, el lenguaje se torna disruptivo, fragmentario, hasta llegar al delirio y la agonía en un largo y azaroso viaje alucinado por la Línea 43, en donde los alaridos del poeta, suenan al propio fluir de la conciencia, con la impotente imprecación de un tiempo inerte, sin memoria, sin sentido, donde solo quedan voces que dejaron tras de sí, sus propias creencias, ideologías y fanatismos para compartirlas fraternamente».
«Desde el Alcázar de New City, un faro del conocimiento, refugio, alcándara y nido de todas sus ansias y desvelos, estos muchachos de barrio reunidos, honran a la amistad, compartiendo amenamente y exteriorizando con fuerza volcánica su propio sentir, diciéndonos al final de su azaroso itinerario, que tal vez sea tan solo un sueño, que el recuerdo quizás sea el mejor cansancio del alma cuando todo falte y se haya convertido en viento y silencio, quizás...El viento y el silencio, quizás, todo esto ha sido mutilado de una perfecta simulación o somos tatuajes deformes de la historia trazados con el viento y el silencio...»
Alberto Sisa, poeta y escritor. Fdo. de la Mora, 4 de noviembre de 2023.
La víspera
El debate simulado
Intermedio
Los plagueos del poeta re-leido
Countdown to extinction
La armonicidad dialogante
El exceso de información y los imprevistos del amor
Carl Max los cortes de luz y la falta de agua potable
Dialogo de borrachos narcisistas
Donde se describe la discusión entre el alcalde y Emilio ciorano
Breve testimonio de la destructibilidad humano paraguayo
La importancia de recordar a los antepasados y honrar su memoria
El cansancio, la pesadilla y nada mas
Linia 43
Breve efluvios avizorantes del triquitraque narrativo
La pesadilla final
La historia de mi padre
La mecánica cuántica de la linia 43