Moliére supo reunir en sus obras la comicidad más delirante con la critica corrosiva de la sociedad, censurado, hospitalizado, se enfrentó a las autoridades, a la iglesia, a la aristocracia, que veían en un teatro una denuncia irrespetuosa de sus defectos y sus vicios. Tal vez hemos cambiado poco, tal vez su visión fue muy profunda: las denuncias vigentes que castigan con la risa del público.