En el interior de un ómnibus de la línea 31; en los áridos y arduos cañadones del Chaco; en Ghana, Sierra Leona o algún otro país africano; en una tranquila ciudad de San Pedro; en el aeropuerto Kennedy de Nueva York; en el estadio Defensores del Chaco... Javier Viveros ubica el hecho literario en los lugares más impensados y trabaj sus cuentos con una prosa en la que destella nítidamente una irrenunciable voluntad de estilo.