Los oscuros caminos de las creaciones literarias a veces resultan ser m?s apasionantes que el mismo producto. ?Pueden Coleridge o Cocteau separarse del opio? ?Pueden Hemingway y London dejar de lado la botella en la que encontraron el est?mulo que dio cuerpo a su inspiraci?n? ?C?mo vivieron aquellos que recrearon en el papel el miedo, las alegr?as y tristezas que describen las grandes obras literarias? Muchos tuvieron existencias aventureras, vidas apasionadas; otros, sencillamente, combat?an el confnamiento y el tedio dando rienda suelta a su imaginaci?n exaltada. A Lovecraft una vez lo felicitaron por la v?vida descripci?n que hab?a hecho de Par?s, pero el escritor confes? que jam?s hab?a estado en Par?s, o mejor dicho solo lo hab?a visitado In a dream with Poe (?en un sue?o con Poe?). Pero result? ser que Poe tampoco hab?a estado. Los oscuros caminos se bifurcan como en los cuentos de Borges que apenas vislumbr? entre nieblas la realidad que describi?. Jes?s Callejo nos muestra los misterios que envuelven a estos escritores, misterios profundos que no alcanzamos a develar porque el mundo que crearon, ese espacio minucioso de letras, silencios y sentencias cr?pticas es infinitamente m?s vasto y complejo que el de la materia inanimada, hogar forzoso de nuestro pasaje por este mundo. Los caminos del Se?or son inescrutables dicen los exegetas b?blicos. Lo mismo podemos decir de los senderos que labran las letras.