La independencia de los jueces es uno de los ladrillos fundamentales del edificio Estado de Derecho. No es posible tal modo de organización social sin Poder Judicial independiente. La Historia es una prueba más irrefutable de tal dato.

Cuando no existe Poder Judicial independiente al autoritarismo muestra su rostro impresentable; es entonces cuando aparecen el populismo, la inseguridad jurídica, entonces surge el riesgo para la libertad y otros derechos, entonces muestran sus rostros la impunidad, el caos, la arbitrariedad, entonces desaparece el estadista y surge el caudillo que no quiere limites jurídicos.

El autor ha puesto en manos de los lectores de obras jurídicas un valioso trabajo sobre esta exigencia elemental del Estado de Derecho: la independencia e imparcialidad de los jueces, por ello deseamos que se convierta en bibliografía de consulta en esta materia.