El día que Nadia recordó a Lucas, un niño desastrado y de mirada fiera, sintió que algo tiraba de ella hacia dentro.
Cerró los ojos y, de nuevo, le golpeó el viento de los membrillos, y el zumbido de las moscas y la tromba de voz del tío Nicolás.
El día que Nadia recordó a Lucas sintió que alguien movía los hilos de su corazón.