Acuérdense de la escena extraordinaria que constituye la confesión pública de Alcibíades, y traten de situarla en nuestros términos.
Éste se confiesa, ¿ante quién? Los otros, todos los otros, aquellos que, por su concierto, sus cuerpos, su concilio, parecen darle el mayor peso posible a lo que se puede llamar el tribunal del Otro. ¿Y qué es lo que constituye el valor de la confesión de Alcibíades ante este tribunal? Es que dice precisamente haber tratado de convertir a Sócrates en algo completamente sometido y subordinado a otro valor distinto del de la relación de sujeto a sujeto. Frente a Sócrates, cara a cara, ha manifestado una tentativa de seducción, ha querido hacer de él, y de la forma más manifiesta, alguien instrumental, subordinado ¿a qué? al objeto de su deseo, el de él, Alcibíades, que es agalma, el buen objeto.
Aún diré más. ¿Cómo no reconocer, nosotros, analistas, de qué se trata? Está claramente dicho es el buen objeto que Sócrates tiene en la barriga. Ahí Sócrates no es más que el envoltorio de lo que es el objeto del deseo.
Si Alcibíades ha querido manifestar que Sócrates es, respecto a él, esclavo del deseo, que Sócrates le está sometido por el deseo, es para indicar claramente que tan solo es este envoltorio. El deseo de Sócrates, aunque lo conoce, ha querido verlo manifestarse en su signo, para saber que el otro, objeto, agalma, estaba a su merced.
Pero precisamente haber fracasado en esta empresa cubre a Alcibíades de vergüenza, y hace de su confesión algo tan cargado. Es que delante de todos se desvela con sus rasgos el secreto más impactante, el último resorte del deseo, que obliga siempre en el amor a disimularlo más o menos su objetivo es la caída del Otro, en otro, a.
I. Al principio era el amor
EL RESORTE DEL AMOR
Un comentario de El Banquete de Platón
II. Decorado y personajes
III. La metáfora del amor: Fedro
IV. La psicología del rico: Pausanias
V. La armonía médica: Erixímaco
VI. La irrisión de la esfera: Aristófanes
VII. La atopía de Eros: Agatón
VIII. De Epistéme a Mýthos
IX. Salida del ultramundo
X. Agalma
XI. Entre Sócrates y Alcibíades
EL OBJETO DEL DESEO Y LA DIALÉCTICA DE LA CASTRACIÓN
XII. La transferencia en presente
XIII. Crítica de la contratransferencia
XIV. Demanda y deseo en los estadios oral y anal
XV. Oral, anal, genital
XVI. Psique y el complejo de castración
XVII. El símbolo
XVIII. La presencia real
EL MITO DE EDIPO HOY
Un comentario de la trilogía de los Coûfontaine, de Paul Claudel
XIX. El no de Sygne
XX. La abyección de Turelure
XXI. El deseo de Pensée
XXII. Descomposición estructural
I MAYÚSCULA Y A MINÚSCULA
XXIII. Deslizamientos de sentido del ideal
XXIV. La identificación por "ein einziger Zug"
XXV. La angustia en su relación con el deseo
XXVI. Sueño de una sombra, el hombre
XXVII. El analista y su duelo