El punto de vista resulta central a la hora de definir un programa televisivo para chicos y adolescentes. ¿Quién cuenta? ¿Cómo lo hace? ¿Desde qué lugar? Su calidad tiene que ver, en este sentido, con el espacio que le otorgue a la diversidad de contenidos y géneros, el aprovechamiento del lenguaje y los recursos propiamente audiovisuales, el compromiso que establezca con valores y principios democráticos, la pluralidad de voces convocadas para llevarlo adelante, entre otros.
Por esto, el primer desafío para una televisión de calidad orientada a chicos y adolescentes tiene que ver con valorarlos en tanto público espectador, con ofrecerles emisiones menos conservadoras y repetitivas para consolidar propuestas más atrevidas y creativas. Desafío que, por otra parte, debiera regir para toda la televisión, la que tiene una intención expresamente educativa y la llamada comercial.
Roxana Morduchowicz analiza en este libro las características fundamentales de la televisión que miramos cotidianamente y la que queremos tener: una televisión de calidad para los chicos y adolescentes; un tema tan actual como polémico, que nos convoca y compromete a todos los adultos y, en particular, a los educadores.