La libertad de escribir poesía no existe, condicionado por la historia de una escritura y la responsabilidad no adquirida de la memoria, en esta orilla y respondiendo al encuentro de la palabra, el juego de los dados se rompe en el jazz de la libertad; ahora es una posibilidad de formas arquitectónicas que están tejidas en la historia del arte y de las cosas que dejan de importar con la palabra. Es una revolución de los peces en un acuario, o te robas las ideas de los demás, ser original nunca es el problema, la tara si existe, es solucionar un conflicto.