Amplia ha sido la discusión sobre la relación entre medios, opinión pública y democracia. En esta dis- cusión se pueden observar varios posturas como lo son las siguientes: posturas que asumen a los medios como meros instrumentos ideológicos para presentar como pública determinadas opiniones; posturas que consideran a los medios como instancias que están apresadas a unas representaciones e imaginarios sociales imperantes sobre los cuales promueven unas formas de opinión pública; posturas más atentas a diferenciar a articular la formación de la institucionalidad democrática representada en el estado y en la sociedad civil, la construcción histórica y la estructura social de los medios y la compleja urdimbre que lleva a la configuración de una auténtica opinión pública. Estas posturas presentan especial arraigo en determinados momentos históricos, no obstante mantienen vigencia en la actualidad, la que se pone de manifiesto en las concepciones que consideran que la opinión pública no es sino una mera instrumentalización ideológica para propiciar consensos, las que asumen que la opinión pública sólo es la formalización mediática de unas ideas compartidas y las concepciones que entienden a la opinión pública como un horizonte de deliberación afectado por las diferencias sociales, económicas, politicas y culturales, por la capacidad de los partidos políticos, las organizaciones sociales y de otras instancias de la sociedad civil para representar la heterogeneidad de los intereses sociales que saltan al debate democrático y por las tensiones de unos medios que, convertidos en industrias, reducen la opinión al marketing y al rating.