Realidad descodificada, descompuesta, reinterpretada con la sutileza y picardía criolla y deslenguada. La plácida y hasta risueña constatación de muertos que votan, de robos de urnas, fraudes electorales, conspiraciones partidarias y odios pasionales nos reflejan y confunden con una realidad que se repite y se deforma en el curso de nuestra historia. Y nos preguntamos si estamos ante una novela o ante nuestro diario acaecer cotidiano. ¿Ficción o realidad? Parodia. Magia de la literatura. Arte de la autora. Tragedia narrada en clave de doloroso humor. Humor ácido, kyse yvyra, exorciza los viejos demonios de la política, la parálisis de los vetustos partidos tradicionales y desviste santificados ídolos de barro de las anquilosadas prácticas ciudadanas. Y en el quebrado espejo refleja la imagen deforme o idéntica, real de personajes conocidos, de rostros que nos sonríen en afiches callejeros.
Personajes tradicionales, desconcertados, enfrentados con nuevas prácticas, nuevos pensamientos, usos, modas. Estupor, resignación, rebeldía e impotencia de una sociedad que se resiste a su propio ocaso. (Ramón Sosa Azuaga).