La captura de Mafalda de Saboya, hija del rey de Italia, y sus últimos días en el campo de concentración de Buchenwald se cuentan en paralelo a la historia del paquebote Principessa Mafalda, con todo el "glamour" de la primera clase, sin olvidar a los que emigraban en tercera, que sufrió uno de los más brutales naufragios del siglo XX, en el que murieron más de trescientos pasajeros.

Con realismo, el autor relata uno de los naufragios más brutales del siglo: los hombres lograban un lugar en los botes de salvamento a puñetazos; las mujeres con sus hijos, inmovilizadas por el pánico, no se arrojaron al mar para ser rescatadas; a muchos náufragos los devoraron los tiburones.
También, desfilan los años de la belle époque, en que la sociedad porteña viajaba a Europa en transatlánticos para hacer negocios, divertirse, concertar matrimonios y traer en sus bodegas el mobiliario y los materiales para construir y decorar sus lujosas residencias.