La resistencia de materiales es una ciencia que entra por los ojos. Efectivamente, sus principales leyes resultan de la observación de las deformaciones y de hipótesis que extrapolan la validez de estas observaciones más allá de donde pueden percibirse.
En épocas anteriores, al resolver cualquier problema, en algunos casos incluso de forma gráfica, siempre mediante procesos relativamente lentos y laboriosos, se podía ver cómo y dónde aparecían las reacciones, cómo evolucionaban los esfuerzos a lo largo del sólido, de qué forma se distribuían las tensiones y dónde alcanzaban sus valores máximos, el tipo y la importancia de las deformaciones. Se podía valorar continuamente la influencia de las diferentes variables y el sentido en el que habría que modificarlas, en caso necesario, para mejorar los resultados.
Actualmente, con la generalización que facilita el tratamiento matemático de los temas y la automatización de los procesos, puede perderse la visión mecánica de los distintos fenómenos. Por otra parte, la respuesta casi instantánea de los programas de cálculo a cualquier problema que se plantee dificulta el seguimiento del proceso y el control de las diferentes variables.
Aunque, lógicamente, no podemos prescindir de estos medios y es necesaria la formación adecuada a su manejo e interpretación, estimo que, como fase previa a la adquisición de estas técnicas, puede ser interesante contemplar una visión mecánica y palpable de la resistencia de materiales.
El presente trabajo, en el que se prescinde muchas veces de justificaciones matemáticas y generalizaciones, se trata de reforzar el carácter visual de esta ciencia. Se intenta poner especial énfasis en el qué, pasando, inmediatamente, al para qué y el cómo, mediante aplicaciones que ayuden a comprender el alcance, la validez y las limitaciones de las diferentes leyes.
Podríamos definirlo como una especie de diccionario gráfico de esta materia, que facilite su comprensión y pueda servir de base a estudios más rigurosos y sistemáticos de la misma.