Los desastres no tienen reglas. Nadie puede predecir la complejidad, el tiempo o el lugar del próximo desastre. Tradicionalmente, los proveedores médicos han tenido la creencia errónea que todos los desastres son diferentes, especialmente aquellos comprometidos con terrorismo. Hasta ahora, uno de los problemas más significativos en el manejo de víctimas masivas es que no estamos preparados para enfrentar los desastres; solo respondemos a ellos. En realidad, todos los desastres, independientemente de la etiología tienen similares consecuencias tanto en el aspecto médico como en la salud pública. Los desastres difieren en el grado en que estas consecuencias ocurren y rompen la infraestructura médica y no médica normal. El cuidado médico en desastres es bastante diferente de aquel básico diario. La clave en el cuidado médico en desastres es hacer lo mejor para el mayor número de pacientes, mientras que el objetivo en el cuidado médico convencional es hacer lo mejor para un individuo. Tanto los desastres naturales como aquellos hechos por el hombre (incluyendo terrorismo) abarcan el espectro de posibles tratamientos. Los terrorismo es uno de los mayores retos para el equipo médico, pero las armas de destrucción masiva que crean ambientes contaminados es el peor de todos. Una aproximación médica a los desastres basada en un entendimiento de las características y de la respuesta requerida, es la práctica aceptada alrededor del mundo. Esta estrategia, llamada Respuesta a incidentes de víctimas masivas (MCI), es el principal objetivo para reducir la mortalidad causada por el desastre. Todo personal médico debe incorporar los principios clave de MCI en su entrenamiento, dada la complejidad de los desastres de hoy en día.