Una última observación a propósito de su preocupación sobre el hecho de que una gran masa humana no tenga derecho, por así decirlo, a su cuota de poesía, culta o popular, que nos sea conformista, falsamente cnadorosa, repetidora de lugares comunes, aduladora del poder; es decir abyecta. Esto no es culpa de los poetas sino, precisamente, de las estructuras de opresión y represión que impide y prohibe la expresión y sobre todo la difusión de una genuina poesía