La vida es un proceso continuo de conocimiento: aprendemos a comer, a hablar,a caminar, a socializar...un aprendizaje nos lleva a otro. En un sentido metafórico, cada aprendizaje es una semilla que sembramos en nosotros mismos y que da buenos frutos si sabemos cultivarla. En su obra, Luis Cantú hace un parangón entre el trabajo del sembrador y el fomento de los valores humanos; en su opinión, el ser humano debe buscar en sí mismo las semillas que ha de sembrar en el campo de su propia vida, para después poder diseminarlas en todos los que le rodean, con el fin de propiciar un cambio positivo para él mismo y su entorno. Tenemos que sembrar -afirma el autor- para cosechar los valores humanos que queremos para nosotros y para nuestros semejantes con igualdad, libertad, tolerancia y respeto por la verdad y la justicia. Somos los únicos responsables y dueños de nuestro propio destino. Los fracasos están a la orden del día, en todas partes y en cualquier momento, pero todos tenemos la oportunidad de superarlos, hay que comenzar cuanto antes. Detrás del miedo está el éxito. Para cosechar hay que sembrar, pero antes debemos saber qué sembrar, cómo cultivar para poder cosechar. Este libro muestra qué y cómo sembrar con el fin de que a través de la vida sea suficiente para lograr la plenitud y los mejores frutos que se traducen en ejemplos a seguir.