Mucho tiempo atrás, hace unos 200.000 años, podemos encontrar la idea conceptual del proceso de agujereado. La misma se relaciona con el método empleado por el hombre antiguo en tiempos de intensos fríos, quien con el objeto de procurar calentarse mediante la generación de fuego, frotaba una varilla vertical a la que hacía rotar en forma alternativa con sus manos, presionándola contra un trozo de madera, y rodeando la zona de contacto con pasto seco. La evolución tecnológica desde las primeras épocas industriales ha favorecido el desarrollo continuo de nuevos materiales con el objeto de producir más y mejores productos. Consecuentemente con estos desarrollos, y a los efectos de modificar la forma de esos productos, fue necesaria la creación de nuevos métodos de manufactura, que empleando distintas técnicas, permitieran abarcar la totalidad de estos materiales, con sus particulares condiciones de procesamiento. Las estadísticas actuales indican que, entre los procesos de manufactura, los de agujereado, constituyen alrededor del 30% del total de métodos que se emplean para cambiar la forma de los materiales. Este grado de importancia, como también la inexistencia de un texto técnico que reúna los principales métodos de agujereado, le han dado sustento al libro que tiene en sus manos, en el cual se presentan con menor o mayor grado de profundidad, ocho métodos que se utilizan en la industria mundial para la producción de orificios.