Para el Surrealismo "el movimiento artístico más importante entre la Primera y Segunda guerras mundiales" el principal enemigo que había que combatir era la razón. La finalidad perseguida por el surrealismo trascendía el arte: apuntaba a transformar la vida mediante la liberación de la mente.

La religión, la moralidad, la familia y la patria se convirtieron así en instituciones que debían ser revisadas. Apelando al poder del subconsciente, al automatismo psíquico, la vida onírica e incluso a la locura, el surrealismo exploró las profundidades del espíritu humano. Desde cualquier punto de vista, siempre intentó ser una revolución. André Bretón fue el supremo sacerdote de esta singular cofradía de iniciados por la que pasaron figuras como Louis Aragón, Paul Eluard, Tristan Tzara, Luis Buñuel, Salvador Dalí, Max Ernst, Antonin Artaud. Picabia, Marcel Duchamp y muchos otros artistas, principalmente plásticos y poetas.