Más de veinte años de experiencia con títeres, docentes y niños han revelado a Rosita Escalada Salvo que la magia de esos muñecos puede abandonar el estrecho territorio al que los confinara la escuela, animando espectaculos festivos, para convertirse en verdaderos instrumentos de la tarea escolar, tanto en el campo pedagógico como en el de la creatividad.