El otro es mi infierno, decía Sartre. Pero mayor infierno es la nada, sostiene Jaime Barylko. El mundo actual rebosa de información, de conocimientos. Pero se refieren a los objetos. Nosotros somos sujetos. En ese punto carecemos de sabiduría, del arte de vivir. En el amor, soy para alguien.

El ser -aun el Ser Supremo- necesita de testigos, de alguien que lo perciba, que lo narre. Voy al encuentro del otro porque necesito ser percibido, atestiguado, narrado. El amor rompe la cadena de seres insignificantes. Creíamos que el sentir por sí solo sería suficiente para ligarnos. Allí comienza el mal de nuestras múltiples incomunicaciones. Jaime Barylko indaga en este libro en las múltiples variantes de la relación humana, partiendo del humanismo de Martin Buber, Gabriel Marcel, Paul Tillich, Jerome Brunes, entre otros autores, y de su propia experiencia como educador y pensador. No basta con sentir, asegura. Ese sentir ha decanalizarse en marcos de pensar y en la ética de la percepción del otro en cuanto otro. Yo y tú, un mundo la delinea.