Todos advertían a Mr Otis, ministro norteamericano, del disparate que supone adquirir el castillo Canterville, incluso su propio dueño. Un singular fantasma hace sus apariciones un tanto teatrales, con el propósito de poner los pelos de punta a la familia que ahora habita su querido hogar, pero esta no es una historia de terror como las otras , y puede ser que el susto se lo lleve el mismo